jueves, 19 de enero de 2012

Sobre “The Party” de Blake Edwards


Odio las fiestas, créanme que no aguanto estar en una mucho tiempo, y también creo firmemente que ningún ser sensato va a divertirse a ellas (para eso mejor pongan una película de Blake Edwards, es entretenimiento garantizado). Empero, para mi desgracia, parece existir una ley universal en el complejo mundo de la psique femenina: La “fiesta” es el lugar; el evento por excelencia. La oportunidad de ponerse sus mejores atavíos y pescar el mejor candidato con el mejor material genético. Mentira que van a “divertirse”, para ellas diversión significa la coquetería detrás de su sofisticado antifaz de maquillaje, el sentirse más atractivas en compañía de un hombre, la insistente competencia por ver quien es la más deseada... en fin, un festival de hipocresía y engaño. Todavía recuerdo, tristemente, que cierta compañera de la facultad que destrozó mi corazón, se la pasaba hablando de las fiestas, que era, además de sus actividades extracurriculares, su “actividad” favorita (seguramente ese día que tuve la desgracia de encontrármela en la calle de frontera y Álvaro Obregón, se dirigía a una fiesta, sniff). También recuerdo a una mesera de la que estuve enamorado, que prefirió salir con un actor mediocre, sólo por que la llevaba a fiestas. Inclusive, la única vez que tuve un poco de acción con una mujer, admito que fue en una fiesta, horrenda por cierto (la fiesta, digo).
Quizá por eso me siento tan identificado con Peter Sellers (famoso por su papel del inspector Clouseau en la Pantera Rosa, también de Blake Edwards), en su simpático papel de hindú (un británico haciéndola de hindú, qué escándalo), en el cómico film “la fiesta inolvidable”.
La película va más o menos así: Hrundi V. Bakshi, un bien intencionado, pero muy torpe actor. Crea todo un caos en un set de filmación. El director del film, indignado, le pide al productor que lo veten de los estudios para siempre, al apuntar el nombre del actor, accidentalmente lo ponen en la lista de invitados de su fiesta . Hrundi recibe la invitación, y va con la mejor de la intenciones, a dicha fiesta. Donde su torpeza y su bondad desataran situaciones hilarantes en una reunión destinada al fracaso.
Tal vez sea una interpretación personal, pero en las películas que he visto de Blake Edwards, como la Pantera Rosa, Desayuno en Tiffanys y sobre todo en ésta. Hay una muy sutil crítica a las hipócritas reuniones de las altas esfera, donde el hombre común, simple y ordinario, en contraposición con los demás invitados, inclusive con el mismo anfitrión, es visto claramente con mayor riqueza humana. En el caso del hindú Hrundí, observamos un personaje humilde y sensato que sólo quiere pasarla bien, pero las fiestas nunca están diseñadas para pasarla bien. La presunción, la pose y el despilfarro, son los principales protagonistas de dichas reuniones. Hrundí no para de meterse en problemas y causar destrozos al intentar adaptarse en un universo al cual no pertenece, habitado principalmente por personajes bizarros como: actores de westerns que salen con modelos italianas, productores que ultrajan a sus actrices y sobre todo, gente superficial. No todo es ridículo en el buen Hrundí, la ingenuidad que trasmita logra, de alguna manera, cautivar a una actriz en ascenso de nombre Michel (interpretada por Claudine Longet), quien junto al despistado hindú, logran autoexcluirse de la fiesta, y prácticamente realizan una fiesta, dentro de la misma fiesta.
La película es un festín de carcajadas, pero llega a momentos ser conmovedora, la música de Henry Mancini es siempre impecable y sofisticada, y bueno... Peter Sellers es una leyenda dentro de los actores de comedia.
¿Quieren ahorrarse ir a una fiesta? Vean “The party” y olviden todos los inconvenientes de las fiestas reales.

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