sábado, 21 de abril de 2012

Hoy doble función: Sabrina de Billy Wilder y Sabrina de Sydney Pollack o Una (pequeña) obra maestra contra porquería noventera



¿Por qué hacer una reseña de dos películas que se titulan igual y aparentemente tratan de los mismo? Por la sencilla razón de que son dos películas muuuuy diferentes queridos lectores. No entiendo, en verdad, el afán de “modernizar” clásicos por parte de los productores, que no entienden que por eso son clásicos, porque son eternos y no necesitan ninguna modificación. Se entiende que existan distintas versiones de películas basadas en novelas clásicas como: Drácula (creo que hay una por década), el retrato de Dorian Gray u Oliver Twist. En el caso de Sabrina esta un poco justificado el remake, las películas se basan en una obra de teatro. No sé que tan fieles son las películas en base a su contraparte teatral. Sin embargo, el público debió ubicar más a “Sabrina” como una película de Billy Wilder, protagonizada por Audrey Hepburn y Humphrey Bogart, que por ser una obra de teatro, según dicen, regular. Antes de entrar de lleno a las películas ¿de verdad era necesario rehacer “Sabrina”? Amigos, los zapatos de Billy Wilder son muy grandes de llenar. Los ejecutivos a los que se les ocurrió esa “genial” idea deben ser unos verdaderos ignorantes de la cinematografía. Es como si a algún imbécil se le ocurriera hacer una copia de la capilla sixtina, en la iglesia de su vecindario, y aparte de copiarla mal, le pusiera elemento “actuales”. Una historia un tanto banal como lo es en esencia “Sabrina”, bajo la lente de un genio como Don Billy Wilder, puede resultar un film conmovedor. En contraposición con la versión de Pollack, de la que me encargaré en breve. Planeo hacer más de estos ejercicios (tengo en lista de espera “Lolita” y “El gran Gatsby”) espero que lo disfruten y los haga reflexionar, que no siempre lo moderno es sinónimo de mejor.

Sabrina, Billy Wilder, 1954
Siendo justos, esta es una pieza menor dentro de la gran y maravillosa filmografía del señor Wilder. No es el diez perfecto de grandes obras maestras como lo son “The Apartment” “Some Like It Hot” y “Private Life Of Sherlock Holmes”, pero aun una película regular de este gran director está muy por arriba del promedio, es, digamos, la pequeña joya de la corona de éxitos. Y... ¿de qué trata Sabrina? Basada, como ya dije, en una obra de teatro, cosa común en los estudios de aquellos años, que solían adaptar éxitos teatrales al cine, de hecho, en la película, Bogart hace referencia a la siguiente película de Wilder Seven Year itch también una obra de teatro de gran acogida. Regresando al film: Trata sobre la hija de un chofer, Fairchild, que está al servicio de los Larrabee, una familia inmensamente rica de Nueva York. Sabrina ha estado enamorada del menor de los hijos de los Larrabee, David, un junior frívolo y desobligado, en contraposición con su hermano Linus, un hombre de negocios empedernido y adicto al trabajo. Sabrina no puede dejar de amar a su amor imposible David, con todo y que ve, desde su lejana orilla subida en un árbol, como en sus fiestas seduce a cuanta mujer se le presenta. Así que su padre la manda a París para que aprenda alta cocina. Es en territorio galo donde madura y aprende que antes de ver por los demás, tiene que ver por ella misma. De regreso a América, David por casualidad la encuentra y comienza a fijarse en ella, pero su repentino amor por Sabrina es peligroso para los intereses de su familia, quienes ya arreglaron un matrimonio que será beneficioso para todos, excepto para Sabrina, es cuando entra Linus, quien es el principal interesado en quitar a Sabrina del camino para realizar una muy afortunada fusión de industrias. Pero él no tardara en caer ante la hermosura y encanto de Sabrina.
Sabrina es la segunda película que protagonizó, ay, la sin igual Audrey Hepburn. Es imposible no adorar a esta actriz, que no sólo tenía un rostro de ángel y un talle perfecto. Además era una actriz muy íntegra y con una gran formación. Toda una dama. Otra sorpresa es la controvertida actuación de Humphrey Bogart muy criticado por su papel de Linus Larrabee, papel que se le ofreció a Gary Grant. Aquí discrepo de la mayoría de los críticos, adoro al actor que hizo el fabuloso papel de Roger O. Thornhill en North by Northwest de Hitchcock y a Cole Porter en Night and Day de Michaell Curtis. Pero Bogart es mucho más que un chico malo o un gangster, parecieran olvidar deliberadamente que él mismo interpretó al melancólico Rick en Casablanca (papel que curiosamente se le ofreció a Ronald Reagan) o a Charlie Allnut en la Reina de África. Bogart es un gran actor y para mí su actuación en Sabrina es de las mejores, al mismo nivel que en Casablanca. William Holden hace bien su trabajo como el niño rico y mujeriego, una excelente contrapartida de Bogart. El contraste de la Sabrina antes de salir a París, joven, pero muy niña todavía, inmadura, tanto que intenta suicidarse asfixiándose con el humo de los coches adentro del garage. Con la Sabrina después del viaje, elegante, confiada, pero con su encanto y ternura completamente intactos; es muy obvio, pero no descaradamente obvio como en la otra película. La magia que imprime la Hepburn durante todo el metraje es cautivador, tan sólo cuando la vemos salir a una fiesta, por primera vez como invitada, en la casa de los Larrabee, con aquel vestido y su cabello corto, uno queda hechizado con tanta belleza. O aquella maravillosa toma desde arriba donde la vemos bailar sola en la cancha de tenis con techo; con su elegante vestido esperando a que David cumpla su fantasía romántica -a la cual no acude debido a un gracioso accidente-, mientras la orquesta toca isn't it romantic, no tengo palabras que describan la hermosura de esa escena. La mancuerna que hace con Bogart, no creo que la haya logrado con Grant, de ejemplo está “Charade”, al menos en Sabrina, le dan mucha verosimilitud a sus personajes; factor que se ha dejado atrás en actuales comedias románticas. Sabrina puede resultar para algunos; un cuento de hadas de los cincuenta, ñoño y cursi, y tienen razón. Pero su impecable manufactura, su inigualable encanto y unas actuaciones que ya muchas producciones quisieran tener, hacen que sin importar los años, aún caigamos enamorados de Sabrina (tanto del personaje como por la actriz Audrey Hepburn).

Sabrina de Sydney Pollack 1995

Cuarenta años después, el señor Pollack, en un exceso de miopía y arrogancia, se le ocurre hacer una nueva versión del clásico romántico. También hay que ser justos, la película no es tan mala en realidad, tiene unos chascarrillos insípidos que de vez en cuando hacen reír, y la actuación de Harrison Ford como Linus no está nada mal, aunque se nota que fue el único actor que hizo la tarea de ver la película original para adaptar su personaje, que queda muy lejos todavía del personaje que interpretó Bogart. En esencia, trata de lo mismo con unas muy poco afortunadas modificaciones. El primer detalle que me llamó la atención es que en esta versión el padre de los Larrabee está muerto, a diferencia de la versión de Wilder, que, aunque hace un papel muy secundario, era gracioso y tenía mucho sentimiento. Otro detalle es la brutal transformación de Sabrina. Para empezar Julia Ormond no le llega ni a los talones de la Hepburn, que como ya señalé, era una actriz primeriza cuando rodó el clásico de Wilder, para empeorar las cosas, ni siquiera es la cuarta parte de bonita. Todavía peor, su vestido en la fiesta de los Larrabee no es tan esplendoroso como debería ser. La primera Sabrina es demasiado diferente a la Sabrina después del viaje, al inicio de la película la vemos poco agraciada y femenina. En la primera película la inmadura Sabrina era potencialmente bella (es difícil afear a Audrey Hepburn), lo que provocaba en el espectador, cierta vergüenza por David por no poner atención ante la hermosura de la hija del chofer. En la versión noventera, uno no tiene un lazo de empatía por el personaje principal, debido a lo insustancial actuación de ésta. Otra diferencia y que apela mucho a la sensibilidad de aquella época, es que está vez, Sabrina va a París para trabajar de fotógrafa en una revista de modas (¿qué tiene de malo la alta cocina?), otra mayor diferencia contra su antecesora, es que aquí sí vemos tomas de la ciudad luz... no son la gran cosa, también vemos un breve e innecesario romance de Sabrina con un compañero de su trabajo (¿de verdad era necesario, cuando todos sabemos que ama con locura a David desde el inicio?), otro cambio para “actualizar” la historia fue el del mentor que le enseña un poco de lecciones de vida a Sabrina: En vez de un anciano conde prusiano, tenemos una mujer madura, a la cual le copia el look. Cuando la vemos regresar a América, lo único que cambia es su peinado, de ahí en fuera, la actuación es muy pobre y la transformación física muy exagerada.
Ahora vamos a lo peor, la desangelada relación de Linus y Sabrina en la versión de Pollack. En la de Wilder, en mi escena favorita, cuando David se accidenta dejando sola a Sabrina y Linus se aprovecha del infortunio de su hermano. El sorpresivo e inesperado coqueteo de Linus logra crear una atmósfera de ternura y encanto, que si nosotros fuéramos Sabrina, también nos dejaríamos besar sin previo aviso por Bogart. En la de Pollack, la escena, aunque bien fotografiada, es muy corriente, y aquí Sabrina responde ante el beso con una bofetada, arruinando una de las escenas más misteriosas y melancólicamente dulces de la historia del cine. En Pollack, Sabrina tarda demasiado en descubrir el lado humano del frío hombre de negocios que aparenta ser Linus. Es más, es demasiado hostil con él. En el fabuloso ritmo de la película de los cincuentas, vemos un Linus no como un acartonado hombre de negocios, sino como un acartonado hombre de negocios con el corazón roto; detalle magistralmente aprovechado por Wilder e ignorado por Pollack, así como el plan para “apartar” a Sabrina de David fraguado por Linus, que es muy claro en la original y no tan ambiguo y poco claro en la versión de los noventa. Otro problema que tengo con la versión “nueva” es la música ¿dónde están isn't it romantic y la jocosa we have no bananas today? Ok, tenemos La vie en rose, pero no es suficiente. (Ay, en la original, cuando Bogar le pide a la Audrey que se la recite, pero lento y quedito). Ford y Ormond no hacen una buena pareja, el Linus de Ford es demasiado parco y frío, mientras que Ormond no deja de ser odiosa, si yo fuera Linus, dejaría que David se follará a esa Sabrina tan molesta e insípida, con todo y que hubiera millones de por medio.
Para terminar de denostar la versión de Pollack, olvidó deliberadamente una de las mejores partes del film original, las geniales diálogos entre Linus y Fairchild, el chofer y padre de Sabrina. ¡Son los mejores diálogos de toda la película! Sin contar el discurso pro capitalista que se echa Linus que justifica su adicción al trabajo. Puede ser anticuada la primera versión para algunos, pero la segunda es asquerosamente moralina, perjuiciosa, llena de estereotipos y sin ningún contenido más allá de la cursilería.

Conclusión: Si vieron la versión de Pollack, tienen que ver con urgencia la primera película, la del maestro Wilder, verán que no miento al afirmar que son dos películas muy diferentes aunque lleven el mismo título. Para los que vieron la de Wilder; absténganse de ver otra versión. La Sabrina original es una maravilla, una pequeña joya que vale mucho la pena retomar, después de verla se la pasaran cantando todo el día we have no bananas today.


1 comentario:

  1. El clásico del 54 sin duda es de mis películas favoritas y algo me decía que el remake no iba a ser bueno, es el mal de esta industria por renovar por renovar.

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